El castillo-palacio de Bétera, ubicado en la provincia de Valencia, tendría su origen en una torre musulmana del Siglo XI, luego evolucionada a castillo defensivo para las alquerías del entorno. Se han encontrado restos de la Edad del Bronce en su entorno.

La fortaleza se rendiría a Jaime I en 1237, un año antes de la ocupación de Valencia, junto a otros castillos de la zona. Seria entregada a la Orden de Calatrava, en la persona del Comendador de Alcañiz

Integrada en la Corona de Aragón, Pedro IV ordenaría su derribo en 1364, al oponérsele en la Guerra de los dos Pedros. La destrucción debió limitarse a parte de las estructuras porque a la muerte del rey, el castillo fue reconstruido, a finales del Siglo XIV y comienzos del XV conservando en gran medida su configuración anterior.

Se entregaría de forma efectiva en el siglo XV a la familia Boil, que conservaría su propiedad hasta que fue traspasado a los Rocafull, y finalmente, en el Siglo XIX al Marques de Dos Aguas, quien llevaría a cabo importantes reformas para mejorar su capacidad residencial.

El castillo intervendría en todos los conflictos del medievo, aunque a partir del Siglo XVI-XVII vería reducida su funcionalidad a mera residencia señorial, adaptándose después a funciones civiles como cárcel, asilo y colegio, una vez se otorgara su propiedad al ayuntamiento de la localidad.

En los últimos años ha sido objeto de procesos de rehabilitación, en algún caso polémicos, y se han instalado servicios de utilidad publica en su interior. Su aspecto actual es magnífico.

Se muestra una hipotética configuración del castillo tras su reconstrucción en el Siglo XV, momento en que conservaba plenamente su función militar y formaba parte de las propiedades del señor de Bétera.

El castillo dispone en la actualidad de dos baluartes en su acceso principal, así como un zócalo sobre el que se asientan sus muros, sin embargo, se cree que los accesos en épocas anteriores a las reformas del Marques de Dos aguas se ubicaban en emplazamientos diferentes, e incluso los baluartes y el zócalo pudieron, al menos de forma parcial, delimitar un foso.
