El castillo de Cullera, construido en el siglo X seria en su origen una fortaleza de carácter estratégico, destinada a la vigilancia y control de la desembocadura del río Júcar, donde se desarrollaba una importante actividad comercial con la madera del curso medio y alto del río.

Ya durante la dominación almohade se adaptó, como el resto de fortificaciones del entorno, para dar también refugio a la población civil construyendo los albácares. Sería testigo de las correrías del Cid en la zona, a finales del siglo XI, sirviendo de refugio al caudillo almorávide, derrotado por el señor castellano en 1094

Con posterioridad, en 1239 seria entregado a Jaime I, un año después de la conquista de Valencia. Según se cree, el monarca aragonés tuvo que desistir de su asedio, intentado con anterioridad, por la resistencia de sus muros y la falta de medios de asalto adecuados.

De nuevo entraría en combate durante la Guerra de los dos pedros, siendo ocupado por los castellanos y recuperado después por Aragón.

Estuvo en manos de la orden militar de San Juan el Hospital, en el Siglo XIII y la orden de Montesa, en Siglo XIV. A diferencia de numerosas fortalezas del interior, el Castillo de Cullera se mantuvo en activo hasta el siglo XVI, debido a la amenaza de los piratas berberiscos, que llegaron a causar importantes destrozos en la villa durante sus correrías.

Aun mas tarde, en el Siglo XIX intervino en la guerra de la independencia y las guerras carlistas. Finalmente, serviría de morada a los franciscanos quienes construirían, a final de siglo la emita de la virgen del castillo.

El castillo ha experimentado numerosas modificaciones durante su historia. Las mas recientes se concretaban en la construcción de un baluarte para cañones, un revellín en su acceso y la adaptación de sus almenas para el uso de fusilería.

Su estado de conservación es bueno debido a las obras de restauración y al esfuerzo de alguno de sus moradores en el siglo XIX para evitar que se desmoronara. El albacar alto se halla alterado por la construcción de la ermita en tanto que el mas bajo fue destruido en el siglo XVIII, si bien quedan restos de sus torres, algunas de las cuales han sido también restauradas.

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